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“El turismo no necesita debates existenciales, sino instrumentos de gestión”.[1] En 1957, Freeman Tilden publicó La Interpretación del Patrimonio, obra donde define el concepto mismo[2] y establece seis principios de la interpretación.
- “Cualquier interpretación que de alguna forma no relacione lo que se muestra o describe con algo que se halle en la personalidad o en la experiencia del visitante, será estéril.
- La información, tal cual, no es interpretación. La interpretación es revelación basada en información, aunque son cosas completamente diferentes. Sin embargo, toda interpretación incluye información.
- La interpretación es un arte, que combina otras muchas artes, sin importar que los materiales que se presentan sean científicos, históricos o arquitectónicos. Cualquier arte se puede enseñar en cierta forma.
- El objetivo principal de la interpretación no es la instrucción, sino la provocación
- La interpretación debe intentar presentar un todo en lugar de una parte, y debe estar dirigida al ser humano en su conjunto, no a un aspecto concreto.
- La interpretación dirigida a los niños (digamos hasta los doce años) no debe ser una dilución de la presentación a los adultos, sino que debe seguir un enfoque básicamente diferente. Para obtener el máximo provecho, necesitará un programa específico”.[3]
Tomando como base, entendemos fundamental, estos principios y más concretamente tres de ellos –el primero, el cuarto y el quinto– abordamos la proposición de alternativas que resuelvan los aspectos señalados más arriba y presenten nuevas posibilidades de difusión y enriquecimiento patrimonial.
Los Centros de Recepción de Visitantes (CRV) que se argumentan alrededor del quinto principio, que habla de presentar un todo, en lugar de una parte, al ser humano en su conjunto. De este modo el Centro de Recepción de Visitantes debe presentar una imagen conjunta del patrimonio de la actual ciudad de Mérida –sin olvidar la romana Augusta Emérita– y mostrarla de forma ordenada, de manera que los visitantes sean conscientes de la amplia dimensión patrimonial que tienen a su alcance.
Este centro deberá ofrecer al visitante una imagen panorámica del patrimonio de la ciudad, también ordenar los itinerarios de los visitantes y resolver las interferencias con la vida de los residentes.
“aunque conectado directamente con la visita turística, este tipo de equipamientos para que cumplan adecuadamente su función, deben estar localizados en los puntos de acceso donde se inician las rutas o itinerarios de las visitas”.[4]
Por otro lado, los Centros de Interpretación son lugares de acercamiento del conocimiento patrimonial al público general y a los visitantes en particular. La razón de ser de estos centros gira en torno al primer y cuarto principios antes mencionados: insertarse en la experiencia del visitante, de manera que el intento de difusión patrimonial no sea estéril, huyendo de la instrucción y provocando el conocimiento.
“No se puede crecer y madurar de manera controlada, sin incertidumbre. La experiencia vital sin elecciones y posibilidades de pérdida es una vida en la que no interviene el deseo. No es posible aprender de manera predecible porque tampoco existe la pasión sin incógnitas, porque ahí radica el espíritu de la aventura. Con temor a temer o a elegir, se opta por la no-libertad y se confunde el turismo con la experiencia …” [5]
Con la figura del Centro de Interpretación se pretende potenciar las virtudes del denominado efecto dejá vú, aprovechándolo para generar más posibilidades de difusión en un entorno adecuado y controlado. Efectivamente, la concentración de la localización de los modelos expositivos permitirá un eficiente control, por parte del Consorcio de la Ciudad Monumental, como organismo encargado de las labores de difusión patrimonial en la ciudad de Mérida, sobre los visitantes.
El Nuevo Centro de Interpretación, en este caso, sobre la “Vida doméstica en época romana”, dada la cercanía emocional de estos aspectos cotidianos a los visitantes, asegurando la pretendida relación de lo que se muestra con la experiencia del visitante –primer principio de la interpretación de Tilden– .
- DONAIRE, J.A. “La efervescencia de la turismofobia. Sobre turistas y turismo”. Barcelona Metrópolis 72, 2008, p. 70-75
- La interpretación es definida como una actividad educativa que pretende revelar significados e interrelaciones mediante el uso de objetos originales, experiencias de primera mano y medios ilustrativos, en lugar de simplemente transmitir la información de los hechos.
- TILDEN, F. La interpretación de nuestro patrimonio, primera edición en castellano, traducción de Pablo Salas Rojas, Sevilla, Asociación para la interpretación del Patrimonio, 2006
- TROITIÑO, “Estudio sobre la situación y evaluación de las perspectivas del sector turístico en Toledo. Plan de Excelencia Turística de Toledo”, UPC/Grupo de Investigación “Turismo, Patrimonio y Desarrollo”, 2005
- RUGGERO, C. El turista de la vida anodina, blog, 23 junio 2014