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Se trata de una estancia destinada a comedor formal en una edificio romano o grecorromano. Se caracterizaba por utilizar tres klinai dispuestos alrededor de una mesa baja, como en forma de U dejando el cuarto despejado para permitir acercarse a los sirvientes. Generalmente este lado abierto quedaba orientado a la entrada a la estancia. Cada lecho, con una pequeña inclinación de 10º era lo suficientemente amplio como para dar cabida a tres comensales que se reclinaban sobre su lado izquierdo, mientras eran entretenidos con música, cantos o danzas. Las casas de las personas pudientes podían tener un triclinium que quedaba abierto, generalmente, al atrium (como es el caso de la casa de los Mármoles que nos ocupa). Como espacio privilegiado, los triclinia tenían una decoración muy elaborada, con escenas de perspectiva compleja con frescos murales y pavimentos de mosaico.
El triclinium o comedor donde se celebraban los banquetes se estableció como elemento indispensable para mostrar el status social y el nivel de bienestar del propietario. La decoración de la habitación, la provisión de los alimentos más exóticos, la calidad de las vajillas y recipientes para servir la comida y la cantidad de esclavos que atendían a los invitados, además de la oferta de entretenimiento durante la cena se alzaban como expresión de la riqueza y elegancia del dominus que invitaba.
El Triclinium simboliza el universo del dominus, señor de la casa: el plano celestial representado por el techo, el terrenal por la mesa, llena de frutas, indicativo de abundancia, y el infernal, donde residen los espíritus de los antepasados, que se alimentan de los restos de comida que caen al suelo. Por ello muchos suelos se decoraban con mosaicos de restos de comida y eran oscuros para que no se notara en exceso la suciedad. También se representaban esqueletos que recordaban a los comensales que debían disfrutar con la comida y la bebida porque la vida es efímera (lema del carpe diem). Este aspecto de oscuridad se ha mantenido en la propuesta arquitectónica optando por un solado con piezas de gran formato de mármol Gris Pulpis apomazado. Se opta por el acabado apomazado intentando repetir el conseguido en época romana con las técnicas que se disponía. Todos estos aspectos serán objeto de otra entrada en este blog.
Vitrubio, dedica el capítulo V del libro VI de su obra Los diez libros de arquitectura, señalando sus proporciones «...la longitud de los comedores debe ser el doble de su anchura. La altura de todas las estancias, que deberán ser oblongas, tendrán las proporciones justas si sumadas juntas la longitud y la anchura se toma la mitad de ellas, y ésta será la medida de la altura...». En el CRV que se proyecta, la longitud del triclinium de la Casa de los Mármoles es de 14,19 m (considerando el ábside) y la anchura de 7,09 m. Podemos comprobar cómo la proporción se respeta escrupulosamente, variando un centímetro. Según esto, la altura de la sala debería ser 10,64 m.
En el C.R.V. que se proyecta, la sala de conferencias (el triclinium) mantiene tanto la dimensión en planta como el uso más representativo del edificio, configurándose como sala de conferencias. Con respecto a su altura, y matizando las limitaciones urbanísticas actuales para la parcela, se opta por corregir la altura de manera que quede proporcionada y dé cabida al gran arco que es soportado por las dos columnas que enmarcan el ábside. Estas columnas han sido diseñadas proporcionadamente (siguiendo criterios clásicos ) al tamaño de las basas localizadas en las excavación.
Para su revestimiento se opta por un mayor «lujo» para lo que se coloca un zócalo de piezas de mármol blanco de gran tamaño. El solado se ha diseñado repitiendo el esquema de solado del oecus exterior, con grandes piezas de mármol Gris Pulpis apomazado y otra menor (ábside) con pequeñas piezas de 11 x 11 cm de mármol blanco y pizarra negra colocada al cartabón. No olvidando que se trata de un elemento que debe mantener su funcionalidad actual, se opta por instalar un techo desmontable con placas de proporciones similares a las piezas del solado y con un alto coeficiente de absorción (0,90 según el fabricante) que asegura unos tiempos de reverberación adecuados para el uso que se prevé, generalmente del uso de la palabra y, ocasionalmente, conciertos de pequeños grupos de cámara.